Un ryokan es una posada tradicional japonesa donde los locales se alojaban en el pasado, antes de que existieran los hoteles aquí. Se caracterizan por tener las típicas puertas de madera correderas, futones y tatamis en la habitación, jardines tradicionales, baños termales (los conocidos onsen)…
Son considerados actualmente como alojamientos tradicionales de lujo.
En los ryokan los clientes deben dejar sus zapatos en la entrada y se les suministra unas zapatillas para su estancia. También se les ofrece un yucata, un pijama tradicional (como una túnica de algodón parecida a un kimono). El desayuno que dan suele ser tradicional (pescado, arroz, sopa de miso…) y normalmente también sirven comida y cena, que acostumbran estar incluidas en el precio del alojamiento y suele ser de tipo kaiseki, que es como se le llama a la alta cocina japonesa. Además, algunos de estos hoteles son conocidos por sus bonitos onsen (baños termales públicos o privados, muchos de ellos situados en lugares de encanto y/o con bonitas vistas).
Alojarse en un ryokan es toda una experiencia cultural que nosotros no queríamos perdernos, por lo que decidimos que sería el capricho que nos daríamos durante nuestro viaje a Japón. Y ya que estábamos, buscamos un ryokan que estuviera situado en la montaña y que tuviera unos buenos baños termales. Con todos estos requisitos encontramos el Yamazatonoiori Soene, cerca de Takayama. Sin duda alguna fue la mejor elección que podríamos haber hecho.
Yamazatonoiori Soene
Ryokan situado en medio de la montaña, a una hora en bus de Takayama, en la zona de onsens (baños termales). El lugar en el que se encuentra situado es todo un privilegio pues te permite relajarte y desconectar.
Dispone de habitaciones tradicionales, muy grandes, con un salón privado con bonitas vistas, un pequeño lavabo con secador, un recibidor y un pasillo donde encontramos un armario y un mueble con el kit completo de té. En el armario encontramos todo tipo de artículos de aseo (toallas grandes y pequeñas, cepillo de dientes, secador…), un pijama tradicional japonés y un yukata por persona. Te proporcionan también unos calcetines especiales muy graciosos para poder llevar las zapatillas de dedo típicas japonesas (calcetines con el dedo gordo separado del resto).
El lavabo que dispone la habitación es de estos inteligentes en que la luz se abre al entrar, la taza está caliente, la cadena se tira sola…
El Yamazatonoiori Soene dispone de varios baños termales públicos (separados por sexo), dos de los cuales son preciosos, pues son exteriores y se encuentran frente un río con una cascada. Bañarse con vistas estas vistas y el sonido del agua al caer, no tiene precio…
Además, también dispone de 3 onsens privados, cada uno de ellos con baño interior y exterior, los cuales no necesitan reserva para su uso. Nosotros fuimos dos veces, por la noche y por la mañana, y siempre encontramos alguno libre. Éstos también son muy bonitos y tranquilos, pero además te ofrecen la posibilidad de disfrutar de un onsen a solas con tu pareja o tu familia.
El desayuno lo sirven a las 8h y la cena a las 18h, en un bonito salón que tiene zonas compartimentadas privadas, cosa que te proporciona intimidad. Las comidas son contundentes y de calidad, a base de muchos platitos que te van trayendo en diferentes tandas. La presentación es impecable, así como la calidad del producto. En la cena nos ofrecieron un aperitivo, pescado a la brasa, la tradicional paleta de arroz tostada con salsa de soja, tofu, verduras varias cocinadas de distintas maneras, arroz, sashimi de pescado blanco, sashimi de salmón con manzana, una sopa espectacular con puerros y tofu, carne de hida… Un verdadero festín. Para desayunar nos deleitaron con una ensalada, yogur, frutas varias (algunas que jamás habíamos probado), arroz, sopa de miso, pescado, unas setas que te haces tú allí mismo en el fuego, tofu… Todo buenísimo.
En el hotel además encuentras varias zonas con una fuente llena de agua y hielo con refrigerios varios, por si te quieres tomar algo allí mismo o en la habitación.
También cuenta con varias salas de estar donde tomarte un té mientras te relajas delante de un fuego.
Realmente alojarse en un ryokan es toda una experiencia, y si se encuentra en medio de la montaña rodeado de naturaleza como éste, todavía más. No es barato para nada, sí, pero si te paras a pensar en todo lo que te están ofreciendo, no es tan caro. El trato, el servicio, la comida, la habitación…todo, es de hotel de lujo. Por no hablar de la experiencia de bañarse a cualquier hora en un onsen…. Nosotros salíamos de los baños tan relajados que nos daba la sensación como si flotásemos.
Creemos que es una experiencia que se ha de vivir por lo menos una vez en la vida. Así que para nosotros alojarse en un ryokan es un imprescindible en un viaje a Japón, y os animamos a hacerlo. Y, si además podéis alojaros en este hotel, os aseguramos que no os arrepentiréis. Solo por los preciosos onsens de los que dispone en medio de la montaña y de la comida que ofrece, ya vale la pena.
Cómo llegar: desde la estación de autobuses de Takayama salen varios hacia la zona de onsens en la montaña. Debéis preguntar allí mismo y os ofrecerán el horario del autobús y sus precios según la parada a la que bajéis. Para ir a este ryokan nosotros tuvimos que parar en la parada H041 y nos costó el billete 2.100 yenes. Para la vuelta debéis esperar en el mismo sitio donde os dejó el autobús a la ida. No es para nada complicado.
Precio: habitación doble tradicional japonesa con lavabo (no baño) y vistas a la montaña, y con desayuno y cena incluidos por 41.256 yenes (=320€)
Deja una respuesta