Es una ciudad tranquila situada en la región de Kantō, en las montañas de la prefectura de Tochigi, a dos horas en tren de Tokio. Por tanto, es una de las excursiones más populares desde Tokio.
Se trata de una ciudad con aires rurales muy tranquila y auténtica en la que encontraremos santuarios y templos, balnearios termales y paisajes naturales preciosos. Nosotros la visitamos en noviembre en pleno momiji y disfrutamos del paisaje montañoso teñido de colores rojos, amarillos y naranjas. Nos encantó… Fue nuestro primer contacto con el momiji y la verdad es que disfrutamos mucho de esta excursión. A parte que va muy bien para salir de la gran ciudad de Tokio y variar un poco. No tiene nada que ver…
Hay que resaltar además que el conjunto de templos y santuarios de Nikko fueron declarados patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y el hecho de encontrarse en medio de la naturaleza les da un toque especial. Además el santuario principal es considerado uno de los templos más bonitos del país.
Cómo llegar a Nikko
Se puede llegar fácilmente en tren en cuestión de dos horas. Es recomendable por eso madrugar y llegar a primerísima hora… Los templos se llenan muchísimo a la que empiezan a llegar los buses turísticos. Es la principal pega de Nikko…
La manera más fácil y rápida de llegar a Nikko es cogiendo un tren shinkansen desde la Estación de tren de Tokio hasta la parada de Utsunomiya, y una vez allí coger el tren de la línea local JR Nikko hasta Nikko. Ambos trayectos duran unos 50 minutos, así que teniendo en cuenta la espera, en total se tardan unas 2 horas en llegar a Nikko. Este traslado está incluido con la JR Pass.
Una vez en Nikko podéis acercaros a la zona de los templos y santuarios caminando o bien en autobús. Se encuentran todos en la misma zona, a las afueras de la ciudad, a unos dos kilómetros de las dos estaciones de tren de Nikko. En autobús son unos 10 minutos y el billete sencillo tiene un precio de 310 yenes, mientras que caminando son unos 35-40 minutos. Nosotros preferimos hacerlo caminando, pues llegamos temprano y nos apetecía ir tranquilamente paseando para así también conocer la ciudad. Si tenéis tiempo os lo recomendamos. Sino, podéis ir en autobús y hacer la vuelta caminando, que también es muy opción.
Qué ver y hacer en Nikko
– Puente Shinkyo: se dice que es uno de los tres puentes más bonitos de Japón. Fue construido en 1936. Es muy bonito, pero habíamos oído hablar tanto de él, que sinceramente nos esperábamos más. Se puede pasear por el pagando una entrada, pero lo que realmente vale la pena es admirarlo con distancia y verlo en su conjunto, con el río y la montaña que lo envuelve.
Precio: pasear por el puente cuesta 190 yenes.
– Toshogu Shrine (o Santuario Toshogu): es uno de los templos más bonitos e impresionantes de Japón y la principal atracción de Nikko. Se encuentra en medio de la montaña, rodeado de naturaleza. Para llegar a él se ha de pasar por una bonita avenida, cruzar un enorme torii de piedra y llegar al patio principal en el que encontraréis la hermosa pagoda Gojunoto, de cinco pisos, y la Omote-mon, la puerta principal al templo, custodiada por los reyes Deva. Todo el templo está hecho con detalles de madera muy trabajadas, en color y oro… Las cenefas de las fachadas no pueden ser más bonitas. Destaca la famosa imagen de los tres monos, que representan que “no escuchan el mal, no ven el mal y no hablan del mal”, tres principios del budismo. También hay varios patios y salas que visitar. Eso sí, tened en cuenta que llegan autobuses repletos de turistas que vienen a verlo, por lo que se abarrota de gente en un momento. Intentad ir lo más temprano posible… Pero es realmente precioso por lo que solo por él ya vale la pena la visita a Nikko.
Precio: entrada por 1300 yenes (450 yenes los niños).
Horario: de noviembre a marzo de 8 a 15’30h, y de abril a octubre hasta las 16’30h.
– Santuario Futarasan: situado muy cerca del templo Toshogu encontramos el santuario más antiguo de Nikko, construido el año 782, donde se rinde culto a las montañas del Monte Nantai. La entrada al santuario es gratuita a excepción de una pequeña área que es de pago, para visitar un par de salas interiores. Como la mayor parte se puede ver sin pagar y Japón es un viaje donde cada día ves templos y santuarios sin parar, decidimos no entrar a la zona de pago. En su entrada encontramos un gran tori de bronce, justo en el camino que viene del templo Yoshogu. Os recomendamos visitarlo después de este último, ya que como no es tan bonito ni conocido se puede visitar más tranquilamente, sin tanta gente.
Precio: gratis (200 yenes el acceso a una pequeña área)
Horario: de 8h a 16h (de abril a octubre hasta las 17h).
– Templo Rinnoji: cuando nosotros estuvimos este templo se encontraba en reformas por lo que estaba recubierto de andamios. Nos dijeron que se calculaba que acabarían en el año 2019, pero hemos leído que se dice que hasta 2021 no acabarán. En él encontramos una sala principal, con tres budas de unos 8 metros de altura, la Homotsu-den, una sala que alberga unos 6.000 tesoros, y un jardín de la época edo. Para nosotros nos valió la pena entrar por el jardín, puesto que en otoños los árboles de éste cogen una coloración realmente bonita y la estampa que se crea es hermosa.
Precio: 400 yenes (200 yenes los niños)
Horario: de noviembre a marzo de 8 a 16h, y de abril a octubre hasta las 17h.
– Pasear por la ciudad y sus alrededores: lo que más nos gusto de Nikko en sí no es ningún lugar en especial sino la ciudad y sus alrededores en general. Quizá porque estuvimos en otoño y fue la primera vez que disfrutamos del momiji, el festival de colores que te ofrecen las hojas de los diferentes árboles en esta época. La zona que más nos gustó fue sobre todo a partir del puente Shinkyo, es decir toda la zona hasta los templos y santuarios y sus alrededores. Los paisajes estaban todos teñidos de amarillo, verde, rojo y marrón, y no podíamos parar de hacer fotos en cualquiera de los caminos por los que caminábamos.
Dónde comer en Nikko
En Nikko probamos por primera vez el dango, unas bolas hechas de harina de arroz que se sirven pinchadas en una broqueta y se caramelizan o se presentan con una salsa dulce. Fue nuestro tentempié para aguantar hasta la hora de comer.
- Sun Field: restaurante de comida Kaiseki vegetariana especializados en Yuba (láminas que se forman al hervir la leche de soja, también conocida popularmente como la “nata de soja”). Ofrecen un menú cerrado muy completo por 1800 yenes por persona. No conocíamos el restaurante, el que queríamos ir estaba cerrado y este nos llamó la atención (había gente haciendo cola). Fue toda una experiencia… No sabíamos nada de lo que llevaba el menú, pero nos ofrecieron una hoja para entenderlo. Fue la primera vez que probamos yuba, la piel de soja o nata de soja (son unas láminas amarillentas que se obtienen de la cocción de la leche de soja). Es bastante dulce, a nosotros nos recordó un poco al hojaldre. En el menú también había sopa de miso, arroz, tofu cocinado de diferentes formas (al igual que el yuba). Nos pareció muy interesante la experiencia…muy diferente a todo lo que habíamos probado en Japón hasta ahora. Los gustos del menú son bastante dulces y las texturas diferentes, así que hay que ir con la mente bastante abierta. A mí me encantó, mientras que a Roger no tanto…cuestión de gustos.
- Precio: menú yuba (vegetariano) de cocina kaiseki por 1800 yenes.
- Web del restaurante Sun Field
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