A menudo las personas, especialmente los amantes de los animales, tendemos a querer alimentar y tocar los animales salvajes cuando se nos presenta la oportunidad. Y es que no todos los días uno puede estar cerca de la fauna… Además, ¿qué puede tener de perjudicial darle de comer a un animal? ¿Parece una acción totalmente inofensiva verdad? O hasta nos puede dar la sensación incluso que los ayudamos… Pero no, es más bien todo lo contrario.
Y es que no hay viaje en el que nosotros no hayamos visto esta nefasta manía de atraer la fauna salvaje con comida y de tocarla. En Filipinas con las tortugas y los tiburones ballenas, en Madagascar con los lémures, en Nara (Japón) con los ciervos, en Tailandia y Malasia con los monos, en Panamá con las estrellas de mar…y podríamos seguir y seguir. Y es que muchas personas lo ven como una acción inofensiva cuando no lo es en ninguno de los sentidos. Ni por sanidad, ni por seguridad, ni por bienestar…tanto para los animales como para nosotros. Pero sobre todo para ellos.
Es por esto que he escrito este artículo, para explicaros las principales razones por las cuales alimentar y tocar a la fauna salvaje no solo es irresponsable y desaconsejable, sino que les es muy perjudicial. Además he intentado ilustraros cada uno de ellos con algún ejemplo.
RAZONES POR LAS QUE NO HAY QUE ALIMENTAR Y TOCAR A LOS ANIMALES SALVAJES
El tipo de comida
Normalmente la comida que se les suele dar a los animales salvajes no es parte de su dieta natural y por tanto les puede generar problemas de salud, más o menos graves.
Un ejemplo claro son los ciervos de Nara, a los que la gente les suele dar las galletas que allí venden. Pero aunque se hagan especialmente para ellos, hemos de tener en cuenta que en la naturaleza no encontrarían esta comida. Y por lo tanto no es un alimento bueno y natural para estos animales.
Además, siempre hay el típico turista que no repara ni un momento en darle la comida que lleva encima. En Nara vimos a unos turistas dándole de beber Fanta a una cría, y otros dándoles patatas a un grupo de adultos. Alimentos que, si ya de por sí son perjudiciales para el ser humano, para los animales lo son todavía más.
Otro ejemplo claro que no puedo dejar de nombrar (que se hace con demasiada frecuencia y normalidad) es alimentar a los peces con pan, galletas u otros alimentos. Se les tira pan para atraerlos y provocar que suban todos a la superficie, para así poder contemplarlos. Y eso pasa muy comúnmente en algunos tours en barco o tours de snorkel. Pero nadie cae en el hecho que el pan no es un alimento que forme parte de la dieta de los peces, así que no solo no es adecuado para ellos sino que les es perjudicial para su salud.
NOTA: esto de alimentar con pan no es exclusivo de los peces, sino que es algo demasiado común con todos los animales en general. Porque no tenemos en cuenta que el pan es un alimento procesado al cual los animales salvajes no están acostumbrados y que, además, no tiene ningún valor nutritivo para ellos. Es decir que les puede llenar, pero no alimentar/nutrir.

ATENCIÓN: que sea muy perjudicial darles alimentos que no forman parte de su dieta no quere decir que darles comida que forme parte de su dieta entonces no lo sea. |
Las cantidades
Nadie controla las cantidades que se les da a unos u a otros. Es decir que un turista llega y alimenta a uno o varios animales, y el siguiente que pasa por allí puede alimentar a los mismos, sin control alguno. Y así sucesivamente. Es por esto que normalmente siempre hay unos individuos que están sobrealimentados, mientras que otros pueden estar comiendo menos de lo necesario.
No es raro por tanto encontrar, en un lugar donde los turistas están en contacto con animales salvajes, animales del grupo con sobrepeso (que suele coincidir con los miembros del grupo más dominantes) y otros, en cambio, con una delgadez extrema.
Esto es algo que pasa muchísimo con los monos que encontramos en los templos budistas del sudeste asiático o con los peces de los estanques de lugares turísticos.

Dependencia del ser humano
Los animales salvajes a los que se les alimenta frecuentemente se vuelven dependientes de las personas y es muy fácil que con el tiempo vayan perdiendo la costumbre de espabilarse y buscarse ellos mismos la comida, por lo que finalmente podrían no sobrevivir sin el ser humano.
Un ejemplo muy claro son los monos (generalmente macacos) que nos encontramos viviendo en muchos templos budistas del sudeste asiático o en sus inmediaciones. Esto es porque allí se les ha ofrecido comida durante muchos años, por un tema de creencias, y los turistas se han sumado a ello.

Ataques y accidentes
Al acostumbrarse a ser alimentados por el ser humano, los animales salvajes pierden el miedo y el respeto a las personas, cosa que puede ser muy peligroso para ambos. Para ellos porque dejan de esconderse, se pueden acercar a cualquiera (incluso a alguien que les quiera hacer daño) y hasta pueden perder el miedo a moverse por el núcleo urbano, pudiendo atravesar calles y carreteras, con el peligro que esto comporta.
Por su parte, el ser humano puede ser acosado por los animales o incluso pueden ser agredidos por éstos si están hambrientos y/o huelen a comida.
Es por esto que en Nara, a medida que la población de ciervos incrementa, el número de atropellos de éstos por parte de los coches también no para de crecer.
En cuanto a ataques, hemos visto ciervos acosando a personas y subiéndoles encima al oler a comida en sumochila. ¿Os imagináis que pasa lo mismo con un niño pequeño? Le podría hacer muchísimo daño…
Por no hablar de los ataques de los monos, que muerden por la comida. Un tema del que hablaremos con más detalle un poco más abajo, ya que es mucho más grave de lo que todo el mundo piensa.

Otra cuestión a tener en cuenta es que alimentarlos de la mano es peligroso ya que normalmente los animales no distinguen bien donde acaba la comida y empiezan los dedos de la persona que los alimenta. Es por esto que es muy fácil que nos causen alguna herida.
Cambios de comportamiento y conducta
Alimentar a animales interfiere en su día a día, haciendo que dejen de hacer otras cosas como explorar, desplazarse, aparearse, socializarse… Comportamientos básicos y naturales que son innatos de cada especie.
Como decíamos, hay animales que no se mueven ya nunca de la zona urbana donde se les ha acostumbrado a darles de comer. Por eso siempre hay monos en los templos, ciervos en el Parque de Nara… Aunque el ejemplo más claro de todos es el pobre tiburón ballena de Oslob.
Oslob es un lugar en Filipinas muy popular por poder hacer submarinismo o snorkel con este impresionante animal. Pero lo que mucha gente no sabe es que el tiburón ballena está siempre allí porque se lo ha atraído con alimento durante tanto tiempo, provocando un cambio de conducta muy importante (y grave) en la población de esa zona. Y es que estamos hablando de una especie que naturalmente es migratoria y que ha dejado de hacer su ciclo vital normal porque ha aprendido que siempre tiene “comida fácil” en el mismo lugar y por tanto no necesita desplazarse e ir en busca de ésta a otros lugares. Este cambio de comportamiento no solo afecta al animal sino que perjudica a todo el sistema en general (al ecosistema y por tanto a otros animales).

Transmisión de enfermedades (zoonosis)
Cuando alimentamos y tocamos a los animales salvajes, estamos en contacto directo con ellos, algo que aumenta muchísimo las probabilidades de transmisión de enfermedades entre ambos. Son las llamadas zoonosis, entre las cuales encontramos algunas enfermedades tan conocidas como la salmonelosis, la tuberculosis, la rabia, la gripe aviar, el ébola, el zica…y el más que conocido por todos SARS-CoV-2 , también llamado COVID-19 o coronavirus.
Muchas personas han sido atacadas o incluso mordidas por primates al haberse querido hacer una foto con éstos o haberles dado de comer, sin ser conscientes que dichas especies en particular nos pueden transmitir muchas enfermedades (más incluso que otras especies, simplemente por nuestra similitud con ellos). Estamos hablando incluso de enfermedades mortales, como la rabia o el ébola.
Por no hablar de que nosotros también les podemos transmitir enfermedades a ellos… ¿Sabéis que podríamos matar a un primate con la gripe, la tuberculosis o un simple constipado? Hay epidemias registradas en las que han muerto muchísimos animales porque se les acercó demasiado alguna persona que era portadora de tuberculosis.
Y ahora, con toda esta situación que ha provocado el coronavirus, ¿os imagináis que se reactiva ahora el turismo y las personas volvemos a acercarnos a los monos u otros animales? ¿Sabéis qué podría pasar si le transmitimos el coronavirus a alguna población salvaje? Podríamos acabar con muchos de ellos…

Sobrepoblaciones
En las áreas donde las personas suelen alimentar animales se suelen crear grandes aglomeraciones de éstos, pudiendo provocar epidemias y la transmisión de enfermedades tanto a otros animales como a las personas, así como el aumento de accidentes y de conflictos con los humanos. Además de que el acceso fácil a alimento hace que muchos animales se reproduzcan con más facilidad.
El ejemplo más claro de esta problemática sería Lopburi, la ciudad de los monos de Tailandia. Un lugar donde los monos han sido siempre alimentados por el hecho de ser considerados sagrados. Así que la población de monos ha crecido tanto, que actualmente se consideran una “plaga” y los conflictos con la población humana están al orden del día (accidentes, robos, destrozos, ataques…).

Competencia
La alimentación artificial puede crear tensiones entre ellos mismos de manera que acaben compitiendo (peleándose o hiriéndose entre ellos). En este caso, casi siempre salen ganando los animales con un rango más elevado, los dominantes, y perdiendo los más débiles del grupo.
¿Verdad que más de uno habéis visto la típica pelea entre monos cuando alguien los alimenta en un templo?

Por último y no menos importante, ya no es solo crucial no alimentar a los animales salvajes, sino que NO SE LES DEBE TOCAR NUNCA. Por muy acostumbrados que estén a los humanos. Ya sea por la peligrosidad, por el riesgo de transmisión de enfermedades, por el estrés que les puedes causar…o simplemente, por ética y EMPATÍA.
No hay nada como ponerse en su lugar para entenderlo. ¿Verdad que no os gustaría que os tocara un desconocido? ¿Ni siquiera que os acariciara aunque fuese en plan cariñoso verdad? Los animales salvajes no entienden por qué se les toca, así que no solo les puede molestar, sino que les puede asustar y estresar. Además, nunca puedes predecir cómo van a reaccionar a ello, porque los animales salvajes son impredecibles siempre.
CONCLUSIÓN SOBRE ALIMENTAR Y TOCAR ANIMALES SALVAJES
Como véis, no faltan razones para no tener que tocar ni alimentar a los animales salvajes en nuestros viajes o en cualquier visita por nuestro entorno.
El ser humano debería disfrutar de la fauna tal y como es, libre, impredecible, esporádica… dejando que nos sorprenda con momentos inesperados y no provocados. Que eso es lo bonito también de los viajes y de la naturaleza, que nunca sabes qué te deparará.

Finalmente, os quiero decir que con este artículo, como siempre, lo último que quiero es haceros sentir mal si en alguna ocasión habéis alimentado o tocado animales salvajes.
La intención de éste es simplemente proporcionaros información y haceros reflexionar sobre las consecuencias que pueden tener a veces actos que pueden parecer tan inofensivos como el hecho de dar de comer a un animal. Y, sobre todo, conseguir que no solo os lo penséis dos veces la próxima vez a la hora de hacerlo, sino que además ayudéis a que otros tampoco lo hagan compartiendo toda esta información.
Para más información sobre turismo y animales podéis consultar la web de la Campaña de Turismo Responsable con Animales de FAADA. |
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Muy bueno el artículo, totalmente de acuerdo. Ojalá con difusión se logre crear consciencia. Saludos
Gracias!! Esperemos que sí… :)
Un saludo!